Mejor es el lento para la ira que el poderoso y el que domina su espíritu que el que toma una ciudad. (Proverbios 16:32)
El amor es tardo para ofenderse y rápido para perdonar.
Ser irritable significa “estar cerca de la punta de un cuchillo”. Es fácil pincharse. Las personas que son irritables están listas para reaccionar en forma exagerada.
Un esposo amoroso permanecerá tranquilo y paciente, demostrará misericordia y controlará su carácter. Una esposa amorosa no es demasiado sensible ni malhumorada, sino que ejerce el dominio propio en el ámbito emocional. Elige ser la flor entre las espinas y responder bien en situaciones difíciles. Si caminas bajo la influencia del amor, serás una fuente de gozo en lugar de molestia.
El estrés te agobia, agota tu energía, debilita tu salud y te invita a estar de mal humor.
La vida es un maratón, no una carrera corta. Debes equilibrar, priorizar y controlarte. Muy a menudo, echamos la precaución por la borda y avanzamos a toda velocidad, según nos parece bien en el momento. Al poco tiempo, estamos jadeando, tensos y a punto de estallar.
La presión progresiva puede desgastar nuestra paciencia y nuestra relación. La Biblia puede ayudarte a evitar el estrés poco saludable.
Te enseña a dejar que el amor guíe tus relaciones para que no tengas discusiones innecesarias (COLOSENSES 3:12-14).
Te enseña a orar en medio de la ansiedad en lugar de resolver las cosas a tu manera (FILIPENSES 4:6-7).
Te enseña a delegar cuando estás agotado ( ÉXODO 18:17-23).
Te enseña a evitar los abusos ( PROVERBIOS 25:16).
Hay una razón más profunda por la cual puedes volverte irritable: El egoísmo. Cuando estás irritable, el principal problema se encuentra en el corazón. Jesús dijo: “De la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12:34).
Enojarse con facilidad indica que hay un área escondida de egoísmo o inseguridad en donde se supone que debería reinar el amor. Además, el egoísmo se coloca muchas otras máscaras: La lujuria, por ejemplo, es resultado de ser desagradecido por lo que tienes y elegir codiciar algo prohibido o arder de pasión con ello. Cuando tu corazón es lujurioso, se frustrará y enojará con facilidad (SANTIAGO 4:1-3).
La amargura prevalece cuando respondes de manera sentenciosa y te rehúsas a resolver tu enojo. El enojo sin resolver de una persona amargada se transpira cuando se la provoca (EFESIOS 4:31).
La codicia de más dinero y posesiones hará que te frustres con deseos sin cumplir ( I TIMOTEO 6:9-10).
El orgullo hace que actúes con dureza para proteger tu ego y tu reputación. Estas motivaciones nunca pueden satisfacerse, pero cuando el amor entra a tu corazón, te tranquiliza y te inspira a dejar de concentrarte en ti mismo, y a despojarte de las cosas innecesarias.
El amor te llevará a perdonar en lugar de guardar rencor, a ser agradecido en lugar de codicioso, a conformarte en lugar de meterte en más deudas.
El amor te alienta a ser feliz cuando otra persona tiene éxito. El amor te recuerda que le des prioridad a la familia en vez de sacrificarlos por un ascenso en el trabajo.
En última instancia, el amor disminuye tu estrés en cada decisión y te ayuda a despedir el veneno que puede generarse en el interior. Luego, te prepara el corazón para responder frente a tu cónyuge con paciencia y aliento en lugar de enojo
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